Algunos cineastas han intentado, sin éxito la mayoría, abordar la vida de icónicas figuras de la historia del arte. Quizás por un complejo historicista, por la incapacidad de recrear la época, por la sobreactuación, o quién sabe. Salvo documentales y algunas producciones, la mayoría de las películas padecen complejos teatrales, resultan inverosímiles, son cansinas y desnortadas. El Greco, de Yannis Smaragdis, Los Fantasmas de Goya, de Millos Forman, Nightwatching, de Peter Greenaway; Modigliani interpretado por Andy García, o Klimt por John Malckovich, son solo algunos ejemplos. 

Otras obras, en cambio, reconfortan: Mr. Turner, del director británico Mike Leigh, Edvard Munch, de Peter Watkins, o Pollock, interpretada y dirigida por Ed Harris son algunas.

Pero si observamos otra exploración, la de artistas convertidos en cineastas, el ejercicio nos conduce a ciertas sorpresas. Robert Longo, David Salle, Tracey Emin o Cindy Sherman, son solo algunos de los artistas que han probado suerte en este terreno con desigual factura.

Steve McQueen, quien obtuvo un respaldo en su carrera de videoartista en 2009 con el premio Turner, saltó a la silla de director de largometrajes con Hunger (2008), una película contundente sobre el conflicto en norirlandés, situada en 1981. Los largometrajes que le siguieron, Shame (2011) y 12 years a slave (2013), engrosaron el palmarés de McQueen que incluye el Oscar a la mejor película de 2014. 

La serie televisiva española Museo Coconut (2010), compuesta por tres temporadas, con un total de 33 capítulos de 25 minutos cada uno, goza de un gran sentido del humor y del absurdo. La producción aborda, a través de distintos y patéticos personajes, la vida en un museo de arte contemporáneo. Sus creadores, Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla, al igual que el resto del elenco, se conocieron siendo estudiantes de Bellas Artes. Ahora trabajan como humoristas, presentadores de televisión, actores, guionistas, dibujantes, etc.
Before the night falls (2000) y Diving Bell and the Butterfly (2007), son dos grandes películas de la breve filmografía del pintor Julian Schnabel. Famoso por sus Plate Paintings de los años 80, Schnabel también realizó la irregular cinta Basquiat (1996). Sin embargo, disfrutamos en ella una de las interpretaciones más creíbles de David Bowie dando vida a Andy Warhol.