Un creador que irrumpe y desafía, por medio del color, materiales e iluminación, al mundo de la escultura contemporánea. Son muchos los eventos alrededor del mundo que celebran a la cultura creativa global. Leonardo Damonte es un artista que cuenta con el ingenio de un niño, la composición de alguien que le gusta retar al ojo humano, su interpretación sobre lo que es arte y la opinión de la belleza de la sociedad. 

Leo es un artista argentino que lleva una carrera corta pero trascendental en su país. Está buscando conquistar al mundo con su visión y la parte interpretativa, no sólo del conocido mundo del arte, también de una sociedad que cree que tiene la capacidad de criticar sin poder ver más allá lo que una persona puede ver en su mente, de lo que analiza en su subconsciente y de lo que crea en momentos de visualización. Desarrolla su trabajo por medio de la investigación, una que puede llevarle meses, hasta años inclusive, detrás del desarrollo de un proyecto. En cada una de sus obras vemos los permisos, los riesgos y las reglas que sigue a la hora de crear.

Su punto de vista, es el de un artista egoísta que no piensa en el público a la hora de crear, para poder alejar la presión cuando lleva a cabo sus muestras. Pero también entiende que las redes sociales son su mejor galería de exposición, ya que mantiene sus obras de una manera latente y actual sin importar dónde se encuentren ubicadas y, así, poder transmitir esos sentimientos gratificantes de pudor y adrenalina.

La mejor forma de conocer quién es Leonardo Damonte, es desde sus propias palabras. Esto es lo que nos cuenta el artista sobre su obra, inspiración y desafíos:

Me interesa, en particular, contar mi historia a partir del giro que ha dado mi obra en los últimos años, es decir, ahondar en cómo, a partir de una formación tradicional en escultura, mis producciones han devenido, hoy en día, en “construcciones”. Uso diversas técnicas, entre ellas la escultura, el dibujo, los objetos y las instalaciones.

Tal como lo han señalado algunos especialistas mi crecimiento artístico estuvo guiado por una necesidad de experimentación con el espacio, una suerte de ruptura que me permitió establecer un diálogo con el arte contemporáneo. Al pasar de lo que era la noción de escultura tradicional a la incorporación de dos procedimientos fundamentales: por un lado el ensamblado de elementos (ready made) y por el otro, la escultura como disposición de elementos en el espacio, con la consecuente ocupación del mismo.

En líneas generales, puedo decir que concibo mis obras a partir de los vínculos o relaciones posibles entre los materiales y elementos que la conforman, e intento establecer un nuevo orden entre los mismos. Para lograrlo, despojo a los objetos de su referencialidad objetiva de tal modo que adquieran una función invertida, diferente de su uso habitual. Los dispongo, entonces, en el espacio, mediante diversos procedimientos que me permiten conformar una serie de relatos en el que los elementos dialogan entre sí y con la totalidad.

¿De dónde proviene la inspiración para cada una de tus creaciones?

En las grandes construcciones que realizo parto del afán por tomar conciencia del espacio en el que trabajo y de adherirme a él por medio de los materiales que utilizo. No hay una búsqueda del material, voy a su encuentro. El objeto va a ser el disparador del que me apropio y designifico, los rescato del mundo de los objetos, me dejo llevar por la seducción que me producen. Me seduce el color, la textura, el ruido.

Una cosa que hago mucho es observar, no soy un artista romántico con su estudio donde desarrolla su obra, por el contrario tengo espacios de pensamiento, puede ser mi casa, un café, un viaje, el hecho de mirar para mi es fundamental para el desarrollo de mi trabajo.

Mediante la utilización de todo tipo de materiales de diferentes tonos y reunidos en excéntricos conjuntos de formas, intento adoptar una postura visual más cercana a lo pictórico. De esta forma el ojo va recomponiendo la escena. Los objetos están dispuestos de tal manera que el color de uno lleve directamente al color del siguiente, creando toda una secuencia cromática con la que se configura y completa la experiencia visual.

La obra tiene en el color su máximo referente, en una constante búsqueda de vibraciones cromáticas. Al color de las formas, añado otros objetos de colores encendidos pero también luz con la que integro los diferentes elementos que componen la pieza. Mediante su investigación, profundizo en aspectos tales como la consistencia y la visibilidad de los objetos.

Una cosa que hago mucho es observar, no soy un artista romántico con su estudio donde desarrolla su obra…

Mi proyecto de trabajo contempla, por lo tanto, el estudio de las distintas instancias de intervención, resistencia o transformación que puede llegar a ejercer el discurso estético respecto de una realidad objetiva dada, y a la vez busca distintas posibilidades a partir de formas y materiales muy diversos como plásticos, gomas, vidrios, maderas y restos de objetos cotidianos, atendiendo especialmente a la relación entre dichos materiales y su organización compositiva e intencionalidad comunicativa.

¿Podríamos vincular tu estilo al de otros artistas?

Mi trabajo está ligado en mayor o menor medida a los formatos objetuales, creo necesario establecer analogías con artistas que plantean cuestiones similares a mi proyecto y siguiendo esta línea podríamos vincular mi trabajo con varios creadores desde los históricos como Dan Flavin, a mis contemporáneos como Jessica Stockholder, Tony Cragg, Pedro Cabrita Reis, entre otros por citar algunos.

Aunque Stockholder tiene un estilo claramente distinto del mío, existe una proximidad en el uso de materiales y el protagonismo del color. En ambos casos el color conforma claramente el elemento que conecta a los objetos entre sí, e instaura una tensión que postula una unidad que nada tiene que ver con la referencialidad de los objetos en sí mismos.

Asimismo, notamos puntos de contacto con mí propuesta en la obra de Cragg, en el modo en que genera la forma, en la manera en que elabora las piezas, que es un proceso de crecimiento. La escultura crece en el lugar y la construcción es un proceso de registro.

Aunque sus obras se han concentrado en la investigación de materiales bien diferentes de los que planteo, sus obras se caracterizan por una búsqueda de posibilidades escultóricas respecto de formas y materiales.

Ahora bien, otro de los autores que siguen esta misma línea de experimentación con los objetos es el portugués Cabrita Reis. Podemos encontrar puntos de contacto con mi obra en lo que respecta a la pureza de los materiales: vidrio, tejido, luz, tubos fluorescentes. El artista dispone los objetos y los despoja de su referencialidad al organizarlos de un modo pseudo-arquitectónico, bastante próxima a mi manera de generar una pieza.

En mi obra no hay indicios de que el elemento haya sido usado como en su obra, por el contrario, en mi proyecto los elementos pierden su referencialidad objetiva y adquieren una función diferente o invertida: la escalera no sirve para subir; la carretilla no acarrea. La negación del uso. No hay historia: los objetos no fueron utilizados, la unidad no está dada por el uso sino por la falta del mismo, es decir, por la pérdida de identidad. La carretilla, por ejemplo, pierde su referencialidad como instrumento en este contexto, sin dejar de ser un material: plástico. Es el elemento en su potencialidad que se desprende de la forma. Es decir: la forma es el nexo que lo introduce en un orden que remite a otra instancia: la de lo que aún no es.

El proyecto desafía categorizaciones inmediatas e incita al espectador hacia la ambiguedad, ni acertadamente escultura, ni instalación, ni apenas objeto, delante de tantas dudas, la obra no explicita respuestas, permanece abierta como narrativa y provocación, donde los objetos violentados, des-significados y desprovistos de su verdadera identidad, funcionan como disparadores de nuevas y extrañas significaciones.

¿Cuál es el desafío al que te enfrentas como artista?

A lo largo de su evolución, el lenguaje artístico ha generado múltiples discursos tendientes a captar y reflejar diversas experiencias. Hoy en día los medios de comunicación constituyen el principal canal de circulación. Por ende, la fidelidad hacia lo real se desvirtúa y la manipulación de la información adquiere formas extremas. Como contrapartida, el arte intenta dar cuenta de esa realidad muchas veces silenciada. El desafío que tengo como artista radica, entonces, en articular discursos que permitan mostrar lo que no está, lo que no se ve, darle voz a la desaparición, al olvido y al silencio. Y son muchos los artistas que han asumido y asumen este compromiso. Cada uno a su manera, con diferentes recursos e inmersos en distintos contextos políticos, sociales y culturales.